Un básico para cualquier cocinillas
Yo siempre tamizo la harina, de esta manera, me aseguro que no tenga ningún grumo.
En una sartén, pon la mantequilla hasta que se derrita completamente.
A continuación, ves echando la harina poco a poco y ves removiendo con la ayuda de unas varillas hasta que se integre totalmente. Te quedará una masa bien compacta, incluso puede que se te parta en trozos, pero no te preocupes, es correcto. Debe quedar con un color amarillo, eso significará que está cocida, de lo contrario la tendrías cruda y por lo consiguiente la bechamel no quedaría buena.
Ves echando la leche de poco en poco, que se vaya absorbiendo y sobretodo sin dejar de remover hasta que quede con la textura que necesitemos.
Le agregas la sal, la pimienta negra y nuez moscada pero en poca cantidad, ya que el sabor de la bechamel no tiene que ser el de las especies .
Prueba la bechamel para saber si está en su punto de sal, ya que si no lo estuviera, echarás a perder la receta.